jueves, 16 de junio de 2016

El desventramiento de la URSS. El Caso "Farewell".




   
  A decir verdad, en este nuevo post vamos a relatar las circunstancias que llevaron a la Unión Soviética a abandonar el comunismo. Y definitivamente nos centraremos en un caso, el "Caso Farewell" que no fue sino la puntilla del desventramiento por completo, de facto y sin posibildad alguna de retracto de la caída de la Unión Soviética para iniciar un período denominado "Glasnost" más conocido como "Perestroika". Sin ánimo de ser exhaustivo, los hechos fueron los siguientes:

        En primer lugar, el advenimiento de tres líderes políticos y uno religioso. Los líderes fueron Ronald Reagan, Margaret Thatcher y el propio Mihaíl Gorbachov el cual no movió ni un solo dedo ante la inminente caída del Muro de Berlín. Y cuando digo ni un dedo, ni uno. Ni siquiera se pronunció al respecto. Gorbachov optó por la española frase aquella de "el que calla otorga....". En otro orden de asuntos la llegada a la Silla de Pedro de un Papa polaco muy contrario al comunismo fue decisivo en un caldo de cultivo en una población inminentemente cristiana y a grandes rasgos católica en no pocos casos.

  
  Si antes he comentado el caso Gorbachov, ahora cito la gerontocracia de la que hacía gala el Politburó soviético. La inmensa mayoría, hijos de la Revolución Rusa agonizaban por momentos sólo parejos a aquellos tecnócratas del Régimen del General Franco incluyendo a éste último. El hartazgo era más que relevante en la URSS.

      Otro factor fue sin duda la explosión de la central nuclear de Chernóbil que puso de manifiesto la cochambrosa situación tecnológica y militar de la Unión Soviética en una catástrofe de proporciones bíblicas.

    
  En otro orden de asuntos, la Guerra de Afganistán era mantenida a un alto precio. Cara y estéril esta guerra dejaría las finanzas soviéticas en una situación no poco comprometida y es que 14 años de intervención militar asaz desatinada habían mermado en mucho y puesto en entredicho la capacidad militar y política de los gerontócratas del Kremlin anteriores a Gorbachov.

           Con los mimbres arriba suscritos, el mantenimeinto de la URSS era una quimera y un contradios sin límites pero por si fuera poco un caso propio de novela de Forsyth se uniría a las anteriores y calamitosas acciones. Este caso fue el "Caso Farewell" digno de la cochambre más absoluta de un KGB completamente torpe, mesmerizado y amortizado.

     
  El "Caso Farewell" lo protagonizó un antiguo coronel del KGB, apelativo en clave "Gregoriev" y nombre de pila bautismal Vladimir Vetrov. Gregoriev pertenecía a la denominada sección "T" del KGB aquella que se dedicaba al espionaje industrial en Occidente. El KGB tenía una división la cual copiaba y robaba datos de los principales avances occidentales para aplicarlos tanto a la vida civil como militar y diré muy en serio que los planos de las bombas atómicas fueron literalmente robados por el KGB una vez lanzadas.

       Vetrov, un coronel desencantado de la URSS nunca cobró un solo maravedí por lo que aquí voy a relatar. Harto de la corrupción en la URSS logró por diferentes medios hacerle llegar al servicio secreto francés 3000 folios de documentos clasificados por el KGB y no sólo eso, pasó un más que exhaustivo informe de todos aquellos espías que operaban en el extranjero y que pertencían indefectiblemente al KGB en total de 400. Y es que a Miterrand, aquel Miterrand que no movió un solo dedo ni gastó un solo franco en la lucha contra la banda terrorista ETA se le habían metido hasta en la cocina del Elíseo. De facto, fueron descubiertos 47 espías soviéticos y a Miterrand tiempo le faltó una vez verificada la información de pasársela esta a la CIA. Se había así y de esta guisa desventrado por completo el sistema de inteligencia soviético. La URSS, estaba a competa merced de las potencias occidentales. Simplememente en K.O. técnico. Todo desbaratado. Un Gorbachov, atónito por si fuera poco contempló como para volver a crear su red de espionaje tardaría la friolera de 10 años. Imposible.

  
  El lector de tan rocambolesca historia se preguntará qué fue de Vetrov. Pues bien, fue ejecutado por la URSS por intento de asesinato. Sencillamente fue sorprendido y acusado de intentar asesinar a su amante.

      Por si no fuera poco y con una URSS desbaratada Ronald Reagan impulsó un farol en mi opinión. "La Guerra de las Galaxias". Una especie de plan de misiles y láseres estratégicos desde el espacio dignos de ciencia ficción. Reagan, nunca lo negó y la evolución de su plan salía de contínuo en los periódicos desbaratando por completo toda iniciativa asimétrica por parte de una URSS, que veía como a cada paso que daba EEUU había cumplimentado varios kilómetros colapsando definitavamente la Unión Soviética.

     Y este es definitivamente el final de en mi opinión estado más artificial y antinatura que creó el ser humano. En un principio inminentemente rural supo colocar como nadie en 20 años al hombre en el espacio y ganar la Segunda Guerra Mundial pero a costa de muchos, muchos sacrificios convirtiéndose en un monstruo sin ninguna ética ni moral el cual devoró a sus hijos en purgas, deportaciones, injusticias, violaciones más elementales de los seres humanos llegando incluso a prohibir su propia religión. La caída de la Unión Soviética. A día de hoy, es un estado democrático pero controlado muy de cerca por no pocas oligarquías.

 
 
 
 

jueves, 2 de junio de 2016

Erik Jan Hanussen. El mentalista de Hitler.



  

 
  El personaje que nos ocupará esta vez es uno de esos que indefectiblemente pasaron desapercibidos pero que partieron de la nada, llegaron a lo más alto y fenecieron cual castillo de naipes. Nacido en Moravia Hanussen comenzó su andadura en el circo dando espectáculos psicológicos para abrir más tarde un gabinete de videncia en Praga. Detenido por embaucador en una ocasión facilitó a la policía el paredero de un asesino buscado por las fuerzas del orden y ya en un juicio posterior por farsante y estafador, Hanussen en mitad del juicio desafió al juez a una prueba a todas luces palmaria. Describió, facha y guisa de un ladrón buscado por la policía, ubicación e intenciones del mismo y.... correcto los agentes dieron en el clavo con un hombre vestido tal y como atestiguaba Hanussen, dispuesto a huir en un tren y con un maletín lleno de dinero. Acusado de fraude pero catapultado a la fama recala en Berlín en donde su paso por distintos cabarets le granjearán suculentas ofertas haciéndose millonario. Sea como fuere Hanussen se convertiría en una estrella del rock. Un individuo reclamado, adulado y reconocido en la alta sociedad berlinesa y no contento editaría sus propias revistas de parapsicología. Ahí era nada para lo que fue en su día: Un pelagatos.


  Erich Rohm el malogrado Rohm, homosexual para más señas y jefe indiscutible de las SA o tropas de asalto antecesoras de las SS da con él y se lo presenta a Hitler a Hess y a Goebbles. Era el año 1931. Famoso sin cuento y a maravilla logra subyugar a un no muy creyente en estas lides hasta entonces Hitler, al cual seduce afirmando pronto llegaría a ser el líder indiscutible de la Gran Alemania. Casualidades o no, Hitler hasta entonces había ejercido la política en encendidos discursos no exentos de ariosofía y locura racial. Una locura racial que para entonces y, a decir verdad, la inmensa mayoría de los países ya habían dado por poco válidas o cuando menos por imposibles. Es entonces cuando precisamente en el año 1932 Hitler obtiene su pasaporte alemán, ergo puede ejercer la política y llegar a canciller. La profecía de Hanussen parece que iba tomando forma....

     Como bien he dicho antes, Hanussen se había convertido en un showman. Sus emolumentos suben como la espuma y sus consultas en una depresión alemana más que notable se elevaban a más de 200 marcos cuando en realidad un obrero cobraba 120 marcos mes. Empieza a intimar con el partido nazi, a prestar dinero a Goering, Goebbles, Hitler y demás adláteres para la causa Nacionalsocialista, posee un yate enorme, dilapida fortunas en fiestas de sociedad y se construye un palacio. El Palacio del Ocultismo donde daría largas sesiones parapsicológicas.

   
  Alguien a estas alturas preguntará si los nazis a veces eran tontos y yo le responderé que sí. Como todo gran imperio, son tantos los fuegos que aplacar que definitivamente hay veces que las pequeñas se les escapan haciendo un soberano ridículo. Hanussen era judío y nadie lo sabía. No sólo eso. Había contraído tres veces nupcias bajo el rito judío y luego fue fama que aquellas damiselas se habían incorporado al judaísmo bajo tal fin. Se llamaba en realidad, Hermann Steinschneider y mudó de identidad a la de Erik Jan Hanussen haciéndose pasar por noble aristócrata danés. Y es que es raro encontrar cualquier historia nazi sin componente racial.

      Un mal día para Hanussen en una reunión de la alta sociedad berlinesa, el mentalista se autohipnotizó en alarde brujeril ante el respetable y la que soltó fue esta:

“Veo quemarse una gran casa. Una multitud camina, hay un gran gentío en las calles, es una noche desgarrada por el fuego, veo antorchas encendidas, hogueras de alegría y la cruz gamada se mueve como un gran remolino de fuego, es sin duda la llama de la liberación alemana, y las llamas salen por la ventana, una gran cúpula se viene abajo, y se hundirá todo el edificio, es sin duda la cúpula del Reichstag que arde en la noche”.

     Casi nada...... Había destapado de lleno el plan de Hitler y sus acólitos para incendiar el Reichstag y de forma sucinta endilgarle el muerto a un descamisado holandés comunista que pasaba por allí. Fuese verdad que Hanussen lo supiera o no sus dotes adivinatorias se habían tornado extraordinariamente agudas. Y es que era temeridad que un individuo con o sin información anterior supiera en realidad la singladura del Reich. En mi opinión se lo había dicho antes un pajarito y en segunda opinión creo que le estaba tomando el pelo a la concurrencia fingiéndose autohipnotizado.

      Poco duró el pobre Hanussen. Su Palacio fue clausurado, sus bienes embargados, sus consultas prohibidas y un pelotón de las SA le metió un tiro en la cabeza dejándolo abandonado en un bosque a las afueras de Berlín. Y es que se pasó mucho de listo...... era el 24 de Marzo de 1933 y para mayor gloria de Hanussen el vaticinio de que Hitler iba a ser elevado a la Cancillería del Reich se había producido el 30 de Enero de ese mismo año. Dos meses antes de su muerte. La suerte de millones y millones de personas en todo el mundo estaba echada.

       Erik Jan Hanussen fue ese individuo que con un aspecto espectral a camino entre Bogart y Bela Lugosi o Chistopher Lee se apuntó al carro del nazismo. Y es que el nazismo necesitó de albañiles, ingenieros, fontaneros, cocineros, sastres y como no......... videntes y todos adictos al Reich. Sea lo que fuere el nuevo orden así lo exigía y menos mal que duró solo 12 años y no 1000 como Hitler preconizó.....