martes, 13 de mayo de 2014

Joseph Merrick. El Hombre Elefante.




          Hoy nos vamos a detener en una historia que tiene mucho de agria y dulce a la vez. Para ello, nos remontaremos a hace 150 años en Inglaterra, en plena época victoriana. Con un personaje de excepción de la época. Joseph Merrick. El increíble Hombre Elefante.

          Corría el año 1862 donde en una ciudad inglesa llamada Leicester venía al mundo un niño aparentemente normal de nacimiento un 5 de Agosto de ese mismo año. Su nombre, Joseph Merrick. Inglaterra estaba fastuosa, preciosa, era la Inglaterra de las calesas, los cocheros, los sombreros de copa, las sombrillas..... Y... porqué no decirlo, el Londres de las sifilíticas prostitutas, de la contaminación, del hollín, de los borrachos de los bajos fondos, de Jack el Destripador, de sus maleantes. Una ciudad que al igual que una moneda tenía dos caras y en función de la extracción social de cada uno se pertenecía a la cruz o a su envés.

          Hijo de un agente de comercio y a ratos libres cochero, Joseph Merrick era un niño muy querido por su madre, pero obviado por su padre el cual era un borrachín del tres al cuarto. Como antes he dicho Merrick nació completamente normal, pero a los 2 años sus manos empezaron a desarrollar una escamación para nada común e hízo que su madre se preocupara de él llevándolo al médico con nulos resultados. A los 4 años le salieron una serie de bultos en piernas y caderas y las extremidades se le empezaron a deformar. Por lo que Joseph tenía serias dificultades para caminar teniendo que utilizar muletas a la tierna edad de 7 años. Joseph era víctima de palizas, risas, burlas y befas. Así las cosas su madre lo llevaba y recogía a la entrada y salida del colegio para evitar las continuas vejaciones a las cuales se tenía que someter el niño. Su padre lo ignoraba, le pegaba las más de las veces y un mal día su madre murió en el año 1873 dejando a Joseph a merced de su indeseable progenitor. Su padre no tardó en casarse y la vida de Merrick se convirtió en un calvario debido a su madrastra, la cual le quitaba el plato de la mesa dado su lentitud a la hora de comer y porque consideraba que ese niño no se ganaba el sustento y que como tal tenía que comer la mitad. Joseph, con el tiempo desarrollaría una exagerada escoliosis que lo incapacitaría para el trabajo manual y a la larga esta vida acarrearía en él una férrea convicción religiosa que llevaría muy a gala durante toda su existencia. Sería pues un ferviente creyente.

           Joseph, tuvo un tío, Charles. Que a diferencia de su padre era una buena persona. Así pues logró convencer al padre de que le sacara una licencia comercial y Merrick se puso a vender una serie de productos con magros resultados. Su fealdad y deformidad hacían de él un pésimo vendedor y sencillamente nadie se fiaba de la calidad de las mercaderías que vendía.

          Os podréis imaginar la situación de Joseph. Un niño, sin madre, sin vender nada, humillado, vejado, odiado..... Y por si fuera poco le empezó a salir un tumor en la boca que en no poco le impedía comer de forma habitual. 

 

        Es pues, cuando nuestro protagonista solo y sin blanca toma la decisión de largarse de casa. Coger el hatillo con los pocos bultos que tenía y tomar las de Villadiego. Su padre estuvo removiendo toda la ciudad en su busca, posiblemente para darle una paliza pero su tío se le adelantó y encontrándoselo tirado en un callejón se apiadó de él y se lo llevó a su casa donde lo cuidó como se merecía. Hete aquí que el gremio de comerciantes, se le echa encima a Merrick tratándolo de impropio a la hora de vender productos y no consienten renovarle la licencia de venta. Cansado y harto considerándose una carga para su tío se vuelve a escapar para dar con sus huesos en un terrible "Warehouse" que no eran sino unas casas llenas de prostitutas, maleantes, delincuentes y gente de mal vivir. Donde trabajan de sol a solo con la sola vocación de ganarse un plato de sopa y un miserable cobijo en compañía de gente de baja ralea. Con estos mimbres, a Joseph le salió una protuberancia en la cabeza con lo cual los responsables del hospicio lo llevaron al hospital donde a suerte o verdad lo operaron a la mayor premura posible. Fue allí, en ese hospital donde se ganó el apelativo de "El hombre elefante".




        Justo en frente del hospital se había instalado un pequeño circo y fue un día cuando Joseph se miró al espejo el momento en el cual se dio cuenta de que sí tenía una salida. Hablaría con el empresario circense y de seguro le admitiría como personaje pintoresco en su circo. Y.... así fue. Empezaron las giras, el glamour, los viajes, a ganar dinero............ Era una estrella del horror. La gente sencillamente había pagado una entrada por verlo y no se horrorizaban de su aspecto, sino admiraban de él. En Francia, el empresario circense entró en quiebra y sencillamente le dijo que no le podía pagar. Que le pagaba lo que tenía atrasado y que se largase por su propio pie a Inglaterra de vuelta. De esta guisa, se presentaría en Inglaterra otra vez. Decir, que el capitán del barco en un principio estaba muy poco receptivo a que Merrick embarcase pero sí le permitió hacerlo siempre y cuando estuviese escondido del resto de pasajeros.



          A su llegada a Londres y.... nada más pisar tierra en el año 1886 una despiadada turba se abalanzó sobre él. Lo consideraban un demonio, un esperpento, un aborto de la naturaleza y a pesar de su gorra y sábana que le tapaban todo el rostro le pegaron una paliza. Así las cosas la suerte para nuestro protagonista quiso que pasara por allí un doctor. El D.R. Trebs, el cual lo rescató de esa turba y lo llevó inmediatamente a un sanatorio. Y... es aquí donde empieza la época dorada de nuestro personaje. El director del hospital, convencido por Trebs logró que Merrick y por razones humanitarias se quedase a vivir en el sanatorio con una habitación de por vida. Merrick comenzó entonces a desarrollar sus grandes aficiones, la lectura, escritura y maquetación. Bien tratado y querido se convirtió poco a poco en un personaje famoso el cual recibía no pocas visitas. También servía de modelo antropológico si bien Merrick, de natural vergonzoso no le hacía mucha gracia que lo estuviesen vistiendo y desvistiendo a todas horas, pero consentía en ello. Entró en contacto también con la monarquía británica la cual lo adoraba por su carácter extrovertido, culto, afable, cariñoso y muy, muy educado. Era lo que se puede decir una excelente persona dotada de los sentimientos más nobles, sanos e inocentes. La Princesa de Gales lo visitó 5 veces y cuentan que la primera vez que una mujer le dio la mano el pobre Joseph se echó a llorar como una Magdalena.

 





             Por fin, y de una vez por todas Merrick era reconocido y tratado como lo que fue, un ser humano de extraordinario corazón. Alegre y culto capaz de codearse con gente de alta condición. Pero la dicha le duraría poco. Un 11 de Abril de 1890 moriría esta gran hombre a la edad de 27 años. Según dicen y debido a su deformación craneal tenía que dormir semiincorporado. Un mal día no se dio cuenta y se asfixió. Otras fuentes indican que murió con el cuello roto. Por lo visto la cabeza le pesaba demasiado y en un mal giro de la misma quebró su cuello. Sea lo que fuere Merrick murió dejando a la comunidad científica bastante triste y desolada. Todo el mundo lo quería mucho y se había ganado la simpatía de médicos y enfermeras por méritos propios.

             De pequeño Joseph siempre le había preguntado a su madre porque tenía tan horrible aspecto y ella le respondía piadosamente que porque cuando estuvo embarazada de él tuvo un pequeño percance con un elefante. Ante lo cual lloraba su suerte en brazos de su madre.

            La historia del Hombre Elefante es una de esas que a uno lo dejan sin aliento, triste y decepcionado de la intrínseca maldad humana. A no pocos niños se les burlan sus semejantes de sus orejas, cabezas, piernas o pies. Tienen que sufrir las más de las veces vejaciones e insultos por parte de sus "amigos". No seré yo el único que haya conocido varios casos. Evitar esto es una de los compromisos tanto de padres como de educadores y tutores. Ellos han nacido distintos, nada más y son niños igual que los otros. En muchas ocasiones estas malas prácticas son objeto de depresiones, reconcentramientos e incluso suicidios. Terribles traumas infantiles que las más de las veces influyen en su personalidad cuando son mayores. Así pues, ya híce en un post dedicado al número FI una reflexión particular al respecto de diferenciación entre gente "ordinaria" y "extraordinaria" post, el cual aquí abajo os reseño.

http://laverdadteharalibre6.blogspot.com.es/2014/04/numero-fi.html


 



       Señalar que David Lynch hízo una obra magnífica con las aventuras y desventuras de este hombre en el año 1980. La película es impresionante. De las mejores que he visto y como no podía ser otra cosa es en blanco y negro. Como Hombre Elefante, John Hurt, el gran John Hurt que dicho sea de paso lo hubiese podido protagonizar el ferretero de debajo de mi casa ya que en ningún momento se sabe que es él. Y como D.R. Trebs, Anthony Hopkins. Decir que la película se queda un poco corta si uno sabe al pie de la letra la historia de Joseph Merrick pero se suple con un rodaje magnífico y hace de la vida de Merrick una historia excelente.

 






      
        Hoy en día sus restos sitan en el museo antropológico de Londres. Si bien no están expuestos al público sí sus cartas, ropajes y aficiones varias.

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